Hace
12 años, el Villarreal regresó por segunda vez en su historia a la Primera
división. Pocos podían imaginar que aquel conjunto pequeño y humilde, que sólo
había podido estar en la máxima categoría una temporada, la 98/99, había vuelto
para quedarse e, incluso, hacer cosas muy grandes. No en vano, el conjunto de
El Madrigal tardó poco en hacerse un sitio entre los mejores y se convirtió en todo un habitual en las
competiciones europeas.
No
en vano, el conjunto castellonense estuvo a punto de meterse en la UEFA en la
00/01, la primera campaña tras su retorno a la elite. De la mano de Víctor Muñoz, el
equipo terminó séptimo, a sólo dos puntos de la última plaza que permitía
pasearse por el ‘Viejo Continente’. Fue todo un aviso a navegantes. Los amarillos
apuntaban bien alto y no iban a descansar hasta lograrlo.
Aunque
no lo conseguirían en el siguiente curso, en el que quedaron decimoquintos.
Pese a ello, lo intentaron a través de la Intertoto, en la que el Málaga, en
una de las finales, impidió que se hiciese realidad el sueño de los de El
Madrigal. Curiosamente, un año más tarde, y en la misma situación, la suerte sí
estuvo del lado del ‘Submarino’ que esta vez, ante el Heerenveen, certificó que
por primera vez en la historia jugarían la UEFA. Era sólo el pistoletazo de
salida.
Porque
aquella gesta estuvo a punto, incluso, de llegar con un título bajo el brazo.
De hecho, el Villarreal se plantó en las semifinales de la UEFA, donde el
Valencia, que a la postre se convirtió en el campeón de esa edición, fue el
único capaz de cortarle el paso. Y todavía quedaban muchísimos hitos más. Como
el de aquella temporada 04/05, cuando toda España se dio cuenta de que aquel
conjunto no iba de farol.
Fue
de la mano de Pellegrini en el banquillo y con nombres como los de Reina,
Riquelme o Forlán en su alineación. Gracias a ellos, el ‘Submarino’ firmó una
Liga para enmarcar y terminó tercero, lo que le permitía jugar la Champions
League, donde la leyenda del Villarreal iba a continuar agrandándose. Sobre
todo porque, como ocurrió en su debut europeo, los castellonenses llegaron
hasta la penúltima ronda, donde el Arsenal y la falta de puntería de Riquelme
desde los once metros evitaron que llegasen a la gran final ante el Barcelona.
Ese
temporadón les pasó factura, dejándolos fuera de Europa
incluso tras jugar la Intertoto, en la que cayeron frente al NK Maribor
esloveno. Así, la 06/07 se convirtió en la última campaña en la que los
amarillos no se pasearon por el ‘Viejo Continente’, regresando a este
tipo de torneos al curso siguiente y, desde entonces, no han vuelto a faltar.
Primero, metiéndose en la UEFA, tras quedar quintos. Después, volviendo a la
Champions por la puerta grande, como justo premio al subcampeonato de Liga de
la 07/08.
La
campaña siguiente, la suerte se alió con los castellonenses, que inicialmente
se quedaron fuera de Europa pero accedieron a la UEFA por los problemas
financieros del Mallorca. De igual modo, la temporada pasada, dieron un
nuevo salto de calidad, firmando su vuelta a la máxima competición continental,
ya que finalizaron la Liga en la cuarta plaza de la tabla.
Y, a
partir de ahí, comenzó la cuesta abajo. Porque el proyecto de este año ha hecho
aguas por todos lados casi desde el primer momento. Los varapalos se han venido
sucediendo sin solución de continuidad y, para más inri, las lesiones se han
cebado con muchos de los futbolistas más importantes del plantel, como Rossi o Nilmar. Como
consecuencia, el equipo dejó de estar vivo en Copa y Champions demasiado
pronto, al tiempo que en Liga parece estar muy malherido.
Basta
caer en la cuenta de que el Villarreal ocupa ahora mismo la decimoséptima
posición, con sólo tres puntos sobre el descenso, algo prácticamente inédito en
la historia reciente de la entidad. Esto se ha cobrado ya el puesto de Juan
Carlos Garrido y José Francisco Molina, permitiendo la llegada de un Miguel
Ángel Lotina consciente de que por primera vez en doce años el club está
obligado a pelear por mantenerse y no por mirar de la tabla hacia arriba.
El
objetivo del técnico de Peñaka es claro y conciso: no pasar ningún tipo de
apuro. Pero habrá que ver cómo se sobrepone a la presión de una grada
malacostumbrada hasta el extremo durante los últimos años y que se enfrenta a
un final de Liga que también podría serlo de ciclo. Porque, esta temporada, el
único éxito del ‘Submarino’ sería salir a flote, que la última jornada no le
llegue con el agua al cuello. Quizás porque como a otros muchos les pasó antes,
después de brillar durante años con luz propia ha llegado el momento del ocaso.
El tiempo, Lotina y los jugadores se encargarán de desmentirlo o de
confirmarlo.
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