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El plan de China para convertirse en una superpotencia del fútbol

Written By Juan Carlos Rodríguez dos Santos on jueves, 2 de marzo de 2017 | 19:18

Este fin de semana comienza la Chinese Super League, una de las ligas con más crecimiento en la actualidad. Y todo a base de talonario. Durante este mercado se han gastado más de 520 millones en fichajes, algunos de renombre como Óscar, Witsel o Tévez. Un enorme avance con respecto a la última década, en 2008 tan solo se gastó 630 mil euros entre todos los equipos. 16 equipos lucharán durante 30 jornadas hasta el próximo 4 de noviembre por conquistar una liga que sigue subiendo su número de extranjeros: 82 (16.2%) del total de 505, con hasta 30 países representados. Este crecimiento del fútbol chino obedece a un impulso del deporte desde el Gobierno.

Cuando Xi Jinping, presidente del país y gran amante del fútbol, declaró su intención de convertir a China en una superpotencia mundial del fútbol nadie le tomó en serio. Tiempo después la inversión está demostrando que no era ningún farol sino más bien un órdago al fútbol europeo. China es una potencia económica mundial solo superada por Estados Unidos (y depende del ranking que se observe), también está entre los líderes del medallero histórico de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, y la próxima conquista es el fútbol. El deseo del presidente es que China participe en otra Copa del Mundo –sería su segunda-, organice un Mundial y lo gane dentro de 15 años. En el siguiente artículo explicaré como China se quiere convertir en una potencia del fútbol.

Hace aproximadamente un año llegaba Jackson Martínez a China tras una transferencia de 42 millones de euros convirtiéndose en el fichaje más caro del mercado. Un traspaso que comenzó a saltar las alarmas del fútbol europeo y mostró una fotografía muy significativa, el contraste sonriente de los empresarios con la indiferencia del delantero colombiano. Europa despertó ante una realidad que quería ocultar: la inversión china en el fútbol no era un capricho, como podrían haber sido las llegadas de Drogba y Anelka en 2013. Como segunda potencia económica mundial, la capacidad financiera no solo no está en duda sino que es el principal atractivo para impulsar el fútbol en un país donde predominan otros deportes como el tenis de mesa, bádminton, baloncesto, ajedrez o incluso béisbol.

El primer paso para potenciar el fútbol está siendo su difusión. La Superliga China está fichando a grandes jugadores de Europa haciendo la liga más atractiva, y por tanto, creando afición al fútbol dentro de su población. El dinero es el principal atractivo para hacer las maletas hacia China, que está robando protagonismo a los países árabes o Estados Unidos, que hasta ahora eran el destino preferido de los jugadores para finalizar su carrera a cambio de un alto ingreso económico. La gran diferencia es que China no solo está atrayendo jugadores con su carrera en declive para retirarse, sino también jugadores codiciados de Europa en el cenit de sus carreras profesionales convirtiendo así a su liga en una liga atractiva para el espectador.

Además de crear afición al fútbol dentro de su extensa población, esto también repercute en la sobrada economía China que ve una buena fuente de ingresos en la televisión. En 2015, China Media Capital adquirió los derechos televisivos para los cinco años siguientes por 1.2 mil millones de euros. Un excelente acuerdo aunque todavía lejano a los 7 mil millones euros que Sky y BT pagan por la Premier League para las próximas tres temporadas.

Es una bola de nieve: el dinero atrae a estrellas, se crea más interés tanto en la propia población como fuera, los derechos televisivos aumentan generando más dinero. Y otra vez a comenzar el bucle.

Pero China no puede vivir únicamente del talento extranjero si el objetivo es ganar un Mundial. No solo hay que crear afición al fútbol (anterior paso) sino potenciar su práctica. Es cuestión de números en un país tan grande con una gran población: si existe afición, habrá un porcentaje que quiera dedicarse al fútbol, y además con éxito. Alcanzado el interés hay que dar un paso más: crear infraestructuras e instalaciones locales. En un plan del Gobierno y la Federación, se quiere crear más de 20 mil escuelas de fútbol y 70 mil campos en los próximos años para que en el 2030 haya un campo por cada 10 mil habitantes. A esa altura también se espera que existan equipos en 100 ciudades del país. El objetivo es convertir a China en una superpotencia mundial de fútbol teniendo más de 30 millones de niños jugando hasta 2020. A partir de aquí, será más fácil encontrar estrellas que formen una competitiva selección. Además los niños tienen el fútbol como asignatura obligatoria durante la enseñanza obligatoria (primaria y secundaria) con libros de tácticas y estrategias.

El problema es que las escuelas de fútbol, por muchos niños que tengan, no funcionan sin buenos educadores. En base a esto muchos entrenadores y formadores europeos están haciendo las maletas hacia Pekín donde ven una oportunidad profesional única: buenas condiciones y buen salario.

Impulsar el fútbol requiere de una relación bilateral constante con proteger el fútbol local. De esta manera a través de la legislación se quiere cuidar el fútbol local, porque el objetivo de este crecimiento no es otro que mejorar el propio fútbol chino. Esto ha provocado que la Liga China de Fútbol modifique la política sobre jugadores extranjeros reduciendo la cifra a tres (antes era cuatro). Si bien hay que especificar que se trata de jugadores extranjeros en el campo y por club.

Pero esta no es la única modificación del nuevo reglamento. Cada club puede inscribir cinco jugadores extranjeros, de los cuales solo podrá utilizar tres simultáneamente como he explicado anteriormente. Además, cada club estará obligado a inscribir, como mínimo, dos jugadores sub23, y además uno de ellos deberá estar obligatoriamente en el once titular.

Otra de las reglas del fútbol chino, aunque está en vigor desde hace más de una década –se introdujo en 2001-, es la prohibición de extranjeros en la portería. Así los guardametas, una de las posiciones claves del fútbol, solo pueden ser chinos facilitando su desarrollo. Así los jugadores chinos se benefician del talento extranjero para aprender y mejorar, mientras que los porteros no ven frenado su crecimiento por porteros extranjeros de primer nivel, y así los porteros locales tienen la oportunidad de jugar y desarrollarse. Esta vieja regla ya está dando sus frutos y una de las debilidades de China, y de todos los países asiáticos, se ha convertido en una de sus fortalezas. Claro ejemplo de Zeng Cheng, portero titular de la selección y del actual campeón, el Guangzhou Evergrande. Cheng ha sido elegido como el mejor portero de la liga de manera consecutiva durante las dos últimas temporadas, además en 2015 fue clave en la conquista de la Liga de Campeones asiática.

Pero no solo se están creando reglas, también se han eliminado otras como la obligación de que uno de los jugadores extranjeros fuese de otro país asiático.

Por último, aunque se intente ocultar, los intereses económicos de China y sus acuerdos comerciales también están beneficiando al fútbol chino. A través del dinero se están adueñando de equipos europeos. Por ejemplo Suning compró el 68.55% del histórico Inter de Milán por 270 millones de euros. Pero no es el único: AC Milán, West Bromwich Albion, Wolverhampton, Aston Villa, Granada, Sochaux, OGC Nice, Auxerre, Newcastle Jets o ADO Den Haag son de propietarios chinos mientras que Manchester City, Atlético de Madrid, Espanyol y Slavia de Praga cuentan con participación.

A través de estos acuerdos se está incitando la entrada de jugadores chinos en el fútbol europeo, simulando un erasmus europeo a alto nivel para que los mejores jugadores chinos crezcan. Pero el mejor ejemplo de esta premisa está en Portugal. Primero con Qi Chen, que se convirtió en accionista mayoritario de la SAD de Torreense (Campeonato de Portugal Prio) y el acuerdo comercial entre Ledman y la Liga de Portugal.

La segunda división portuguesa buscaba patrocinador y la multinacional china Ledman, también patrocinadora de la Superliga China, fue la escogida. Un lucrativo acuerdo comercial, aunque nunca se conoció cifras exactas, que traía letra pequeña: los diez mejores clubes en la clasificación recibirán todos los años a un jugador chino, garantizando su tasa de utilización comprometiéndose a mejorar el nivel de los futbolistas chinos. Y además tres entrenadores adjuntos también llegarán a los clubes nacionales. Al final en la actual Ledman LigaPro esa regla se quitó del contrato aunque sigue indirectamente vigente: quien no cumpla no recibirá dinero de derechos televisivos ni de patrocinadores. Y con la precaria situación económica de la segunda liga del fútbol luso, el club que no participe se verá obligado a desaparecer.

Pero no todo es positivo en el crecimiento del fútbol chino. La infraestructura actualmente es caótica, este crecimiento tan rápido sin asentar las bases es peligroso y está ocasionando problemas. Aunque quizás el más grave es la corrupción. En 2013, 33 jugadores y dirigentes fueron sancionados por arreglo de partidos. Y aunque se han hecho esfuerzos por limpiar las organizaciones, sigue siendo una nube negra por encima del fútbol chino. Pero todo esto es teoría y al final solo el tiempo dirá como será el futuro de China.
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